Don de sabiduría en María

 





Don de sabiduría en María



Mensaje, 25 de septiembre de 1990

“¡Queridos hijos! Los invito a la oración con el corazón, para que su oración sea una conversación con Dios. Yo deseo que cada uno de ustedes dedique más tiempo a Dios. Satanás es fuerte y quiere obstaculizarlos y engaarlos de muchas maneras. Por eso, mis queridos hijos, oren cada día, para que sus vidas sea buenas para ustedes mismos y para todos aquellos a quienes ustedes encuentren. Yo estoy con ustedes y los protejo, aún cuando Satanás trata de destruir mis planes e impedir los deseos del Padre Celestial que El quiere realizar aquí. Gracias por haber respondido a mi llamado!”



El contenido del  mensale de la Anunciación, y el misterio de la Encarnación del Verbo iluminó profundamente el alma de la Santísima Virgen. Los designios divinos a los que María manifesto desde temprana edad, se estaban realizando ante sus ojos, que habian recibido una altísima visión de la sabiduría, en la que su Hijo ocupaba el primer lugar, viéndose nuestra Madre así misma, asociada como ninguna otra criatura. a Cristo y a su economía de salvación.
Exteriormente nada se veia cambiado en su vida, pero interiormente se ve completamente  iluminada por el designio divino que conocio en el saludo angélico. Mientras se dirigía , en Judea a casa de Isabel,la anciana que era llamada esteril, todos los caminos se van iluminando en su Corazón Iluminado:
 Ella era la Madre del Mesías, y el amor de Dios había llegado al extremo de entregar a su propio Hijo, nacido de mujer, para el sacrificio redentor. Y la tierra de los patriarzas y de los profetas, eran ahora, para María, la tierra de la Encarnación y sacrificio redentor del Verbo de Dios.
  Todo el ser interior y espiritual de María había sido ensanchado por la sabiduria del Espritu Santo, segun el horizonte de Dios. Su existencia, inundada de la virtud de la creyente hija de Israel, quedaba transfigurada por el designio del Señor, que habia mirada la humillación de su sierva y la habia elegido  para ser la Madre de Dios.               
  Cuando Isabel, la anciana, es movida por el Espíritu Santo en el momento de la llegada de  su prima, reconociéndola ya no solo como una pariente, sino como la elegida del Señor, para el misterio de amor que ya vivía en la Virgen de Nazaret, en el Magníficat, María pone en evidencia que conoce no solo con razonamiento humano sino que con las luces del Espíritu, que en Ella se cumplo lo anunciado por los profetas, lo anunciado en los cántidos, lo anhelado por toda la estirpe de David; Dios auxilia a Isarel, su siervo acordándose de su misericordia, como lo habia prometido "a nuestros padres, en favor de Anraham y su descendencia para siempre".  (Lc 1,46-55)

                                                                                                          
El don de la sabiduría, el más perfecto de los tres dones intelectuales del Espíritu Santo, perfecciona la virtud de la caridad y reside, al mismo tiempo, en el intelecto y en la voluntad. Este don compendia todos los demás, así como la caridad compendia todas las demás virtudes.
Se puede definir, entonces, como un don que, al perfeccionar la virtud de la caridad, nos hace discernir y juzgar a Dios y las cosas divinas según sus principios más elevados, y darnos su sabor.
Que la Santísima Virgen María obtuvo en alto grado el don de la sabiduría, Dionisio el Cartujo lo atestigua bellamente: “Así como María fue, después de Cristo, inefablemente más santa que todos los santos, así también en el don de la sabiduría fue mayor, más perfecta y más espléndida que ningún otro.
Experimentó y saboreó más que todos con el paladar de la mente y de una manera inestimable, secretísimo, suavísimo, frecuentísimo y exuberantísimo, cuán suave es Dios, cuán bueno el Dios de Israel para los rectos de corazón, cuán bueno el Señor es para los que esperan en él, para el alma que lo busca; cuán inmensa es su dulzura, cuán verdaderamente es el Dios escondido, más secreto que todos los misterios, que resplandece con candidez y se manifiesta al alma purificada con misericordia paternal, clemencia y abundancia para contemplarlo y degustarlo. 



"...Gracias, María, por querer ofrecerlo todo a Jesús. Jesús, gracias por escuchar a Tu Madre como hiciste en Caná de Galilea. Con María, Tu Madre, Te pedimos que transformes nuestro corazón, que transformes el dolor en alegría, la desesperanza y la desilusión en esperanza, toda discordia en paz, todo odio en amor, toda desconfianza en confianza. Aleja de nosotros toda muerte espiritual, a fin de que podamos vivir en Ti. Danos la gracia de cultivar incansablemente Tu amistad. Te pedimos, Padre, en nombre de Tu Hijo Jesús y de María Santísima que nos perdones por cada vez que no hemos confiado, amado, esperado ni creído. Danos la gracia, oh Padre, Te lo pedimos en nombre de Tu Hijo Jesús y con María Santísima, de vivir esta Cuaresma de tal modo que seamos purificados de todo mal y alcancemos así la Resurrección y la vida eterna, por Cristo, Nuestro Señor. Amén." (Fray Slavko , Medjugorje, Febrero 29, 1999)





Atentamente Padre Patricio Romero